jueves, 20 de noviembre de 2014

Periodoncia Clínica 

El término periodoncia engloba todo lo relacionado con el tratamiento de las enfermedades periodontales, es decir, aquellas que se producen por la acumulación de placa bacteriana y sarro en el cuello de los dientes, la línea de la encía (gingivitis) y por debajo de esta última (periodontitis).
Para tratar la gingivitis, la periodoncia consiste en la realización de una limpieza de boca para eliminar la placa bacteriana y el sarro. También se realiza una función educacional explicando al paciente los criterios necesarios de higiene bucal para que no vuelva a aparecer la gingivitis. En general todas las personas deberían ir a la consulta del odontólogo para que se les realice una limpieza de boca al menos una vez al año.
Si no es así, es fácil que la gingivitis progrese y se convierta en periodontitis, con la acumulación de placa bacteriana y sarro por debajo de la línea de la encía y la formación de bolsas periodontales, con daño a la raíz del diente y a la estructura ósea y de tejidos que lo sostiene.
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           Qué es la periodoncia?

En las fases más incipientes de esta enfermedad el tratamiento es un curetaje, con el que se raspa y alisa la raíz del diente y se elimina la placa bacteriana y el sarro de las bolsas periodontales. Sin embargo, si la enfermedad está avanzada podría ser necesario practicar una cirugía periodontal para conseguir este objetivo y, de ser necesario, utilizar técnicas para regenerar el hueso que se haya perdido.
Tras el tratamiento de periodoncia es conveniente un mantenimiento sostenido cada 3 ó 6 meses, consistente en la visita periódica al odontólogo para que éste revise la dentadura diente por diente, evalúe la higiene bucal del paciente y proceda a una limpieza dental.

La mejor forma de prevenir la enfermedad periodontal y por tanto la necesidad de someterse a técnicas de periodoncia es mantener una correcta higiene bucal mediante la utilización de un cepillo, hilo dental o cepillos interdentales, además de un dentífrico adecuado, colutorio y otros productos antisépticos que ayuden a controlar la proliferación de bacterias en la boca.










Periodonto y sus componente

Periodonto
El periodonto está dividido en dos compartimientos bien diferenciados, y las fibras conectivas supracrestales quedan en medio:
El compartimiento coronal: está formado por el epitelio gingival, el epitelio del surco, el conectivo gingival y el epitelio de inserción. Su función es proteger a los tejidos periodontales profundos y se encuentra en permanente situación de alerta. Llegado el caso también defiende a los tejidos frente a la presencia de una masa bacteriana incompatible con la salud del periodonto.
El compartimiento apical: está formado por el hueso alveolar, el cemento y el ligamento periodontal, los cuales pueden destruirse si se produce una agresión bacteriana que destruya los límites del compartimiento coronal. Además este compartimiento tiene una protección externa (epitelio gingival y mucosa alveolar).

Ligamento periodontal
El ligamento periodontal se encuentra en el espacio que hay entre el hueso alveolar y la raíz del diente (unos 0.3mm). Esto quiere decir que, a diferencia de otras especies animales, nuestros dientes no están unidos al hueso de forma anquilosada. En el espacio periodontal existen además, vasos y nervios, y células capaces de diferenciarse y dar origen a fibroblastos, cementoblastos y osteoblastos. Nuestras técnicas de regeneración periodontal se basan en esta capacidad neoformadora.
Los tratamientos de ortodoncia se basan en los mecanismos que hacen que el diente pueda movilizarse dentro del seno alveolar, y éste, a su vez, es también capaz de ensancharse o estrecharse de acuerdo con las presiones/tensiones que se ejerzan sobre el diente. Estos mecanismos se dan gracias a que el ligamento periodontal está formado por fibras conectivas que unen el diente con el hueso alveolar.

Cemento radicular
El cemento radicular es un tejido parecido al hueso y su función principal es anclar de manera sólida (pero no rígida) el diente al hueso alveolar, a través de las fibras de tejido conectivo del ligamento periodontal. En general, el cemento que está en la raíz, es acelular y fibrilar. Aunque en ocasiones puede contener células y fibras en su seno.

Hueso Alveolar
El hueso alveolar forma parte de los maxilares, y existe como consecuencia de la presencia de los dientes. Está formado por:
Una cortical externa vestibular y otra lingual-palatina.
Una cortical interna, a la cual llamamos lámina dura, y la podemos ver en una imagen radiográfica rodeando la raíz dentaria. Constituye el alvéolo donde se aloja el diente.
El hueso trabecular: está entre ambas corticales. La cresta alveolar es el límite coronal del hueso alveolar. El contorno del hueso alveolar a nivel de la cresta sigue el contorno correspondiente de la línea amoelocementaria de los dientes y está genéticamente determinado, por lo que su remodelado durante la cirugía periodontal no tiene mucha razón de ser.



       







La Enfermedad Periodontal y la Diabetes

La diabetes es una enfermedad en la cual el cuerpo no produce o no utiliza adecuadamente la insulina. La insulina es una hormona indispensable para convertir azúcar, almidones y otros alimentos en energía necesaria para la vida diaria. De los 20.8 millones de niños y adultos en los Estados Unidos que padecen de diabetes, cerca de un tercio de ellos ignoran que ellos tienen diabetes.1 Una investigación reciente ha sugerido que la periodontitis con frecuencia se asocia con la diabetes y puede ser considerada como una de la complicaciones crónicas de la enfermedad. Un estudio reciente que consistía de más de 200 individuos examinó la relación entre la diabetes y la periodontitis. Los resultados del estudio indican que los individuos con diabetes tenían un mayor nivel de periodontitis que los individuos que no padecían la enfermedad.2


Los factores importantes a considerar al momento de la evaluación del estado periodontal y de la formulación de planes de tratamiento para los pacientes con diabetes, incluyen su grado de control metabólico, la duración de su enfermedad, la presencia de otras complicaciones a largo plazo de la diabetes, la presencia de factores de riesgo simultáneos y su nivel general de salud.

Se debe enfatizar la reducción de bacterias y la eliminación del biofilm, tanto por encima como por debajo de la línea de las encías. Esto puede lograrse con el curetaje y alisado radicular tradicional además de un excelente cuidado en casa. El tratamiento debe enfocarse en la prevención de la enfermedad periodontal y de la inflamación oral, que es esencial en controlar las complicaciones orales asociadas con diabetes. Y, porque sabemos que la exposición bacterial es un factor de riesgo para la gingivitis incluso entre pacientes diabéticos sanos, bien controlados, los pacientes deben ser animados a utilizar el hilo dental regularmente y a cepillarse dos veces al día con una crema dental que ofrezca protección antibacteriana.



Exploración de cabeza

Exploración de la cabeza
La inspección y palpación son las técnicas exploratorias de mayor utilidad en la exploración de la cabeza y el cuello, a continuación se le hará la exploración en el siguiente orden y en las siguientes zonas:
1.       Exploración de la posición y los movimientos de la cabeza: Con el paciente sentado debemos observar su posición. La cabeza debe estar derecha e inmóvil (normal). Si se aprecia temblor de la cabeza es anormal.

2.       Exploración de las características faciales:
Inspección y palpación son los métodos empleados. Observaremos la expresión,  forma y simetría del rostro, nos debemos fijar si la asimetría afecta a todas las características o es solamente de un lado de la cara.
Normalmente hay una ligera asimetría. Es anormal encontrar: edemas, masas, hiperestesia, falta de expresión, tics o contracciones espasmódicas.

3.       Exploración del cráneo y cuero cabelludo:
El cráneo se palpa desde la frente hacia la parte posterior con un suave movimiento de rotación. El cuero cabelludo se examina separando el cabello para buscar quistes u otra lesión. El cráneo debe ser simétrico y liso y los huesos indistinguibles, a excepción del reborde sagital que sí es posible palparlo en algunas personas.

4.        Exploración de las arterias temporales:
Observar y palpar el curso de las temporales. Para auscultarlas se pone la campana del estetoscopio sobre la región temporal, ojos y debajo del occipucio.
Deben de ser lisas, sin engrosamientos. Es anormal encontrar las arterias duras, engrosadas, pulsátiles, hipersensibles, zona supra yacente roja o tumefacta, auscultación de soplos.

5.       Exploración de los senos paranasales:
Palpar en busca de sensibilidad sinusal. Sólo los senos frontales y maxilares son accesibles a la exploración clínica. Presionar sobre los senos frontales desde debajo de las prominencias óseas de los ojos, sin ejercer presión sobre los ojos. Posteriormente presionar los senos maxilares.

6.        Exploración de la articulación témporo-mandibular:
Para explorar la sensibilidad de la articulación colocamos las puntas de los dedos índices en cada meato acústico externo y pedimos al paciente que abra y cierre la boca. Auscultamos con la campana del estetoscopio la articulación.
Es anormal un aumento de la sensibilidad, la existencia de chasquidos o crepitación.

7.       Exploración de las glándulas salivares:

Inspección y palpación de las parótidas, submaxilares y sublinguales. Los conductos de las glándulas salivares se verán en la exploración de la boca. Normalmente son simétricas, no dolorosas a la palpación. Es anormal encontrarlas hinchadas, palpar nódulos.